31.1.12

Disquisiciones ante una instalación en el Centro Cultural Recoleta

Despojada de Ofelia
de hilos invisibles cuelga
sumergida en agua
una larga camisola

Caricias líquidas pliegan
el vaporoso lienzo
Candorosa
Asoma la puntilla
sobre la abertura del pecho
donde sensuales
se aparean
botones y ojalillos
Tenue
gira la vestidura acampanada

se curva
se comba
se alabea
cimbreante
laxa relajada
la tela con caída
ondulante ondea

de Cristina Berbari, Buenos Aires, Argentina
Poema que integra su libro "¡Oh, la Omega!.
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Hoguera


El baile de las grullas se ha perdido.
No hay un prisma que despliegue su abanico
ni los frisos determinan el lugar.

Alguien que no toma prisioneros
derrocha latigazos
sobre los hombros del mundo.


El cielo oscila entre sus flecos.
El polvo oscila.

No podrás divorciarte de esos barcos.
Sólo lavar los ojos de la rosa
atizar la luz en los carbones
y arder
arder...


de Lina Caffarello, Buenos Aires, Argentina
De su poemario "La ruta de los peces".
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20.1.12

Hay un lugar donde me duelo toda

Ésta soy yo
quien siente su soledad acompañada por un retrato
En noches largas Dalí y Van Gogh me persiguen
Un perro, los llorones sauces

Hay un lugar, un sitio donde me duelo toda
Porque hay niños que mueren y la fe se suicida...

Yo te salvaré de esta epidemia universal
Con una arenca de palma dibujada en la mano,
Un trocito de sol para matar el frío,
Un bohío limpio al lado de un río,
El canto de los gallos, el rocío
Te salvaré y quiero salvarme de las dictaduras...
No sé si están prohibidas mis palabras, pero son mías
Y me duelen demasiado las tristezas
Liszt ha vuelto al piano,
Una sinfonía gris penetra en las paredes
Se clava en el cielo.
Dalí salió a pintar campos con lanzas.
Desgranados girasoles envuelven
Van Gogh ha ocultado los pinceles...
Las begonias se me entierran en el barro.
Mi mundo versa episodios de la vida; pero estás
Te siento más allá de los límites del cuerpo
En todas las cosas se levanta un viento pestilente,
El sabor de un presagio, promesas en un péndulo
Es cierto, los cambios de estaciones desorientan
Estoy atrapada en los rincones de las reflexiones,
En las laderas, en la cima de los cerros y las sierras
En la raíz del fuego
Pudiéramos ser el otro lado del planeta,
Aullarían los códigos
Vivir ahora es el único refugio.
Escribo a media luz en mis silencios
Sé que la patria no es un festín de vanidades,
Me duelen las patrias y me espantan las muertes
Hemos de salvarnos -te repito-
Mientras sales de la fotografía y tu respiración
Corta el viento para mecer música
Porque sabes que estoy en este sitio
Donde me duelo toda, y me castigo.

de Juanita Pochet Cala, Santiago de Cuba, Cuba
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16.1.12

Hilo del aire

Un magnetismo
que empuja
y danza,
desde nuestro
centro
hacia todo.

El cerebro vibra.

. . . . . Se oye
. . . . . un hilo delgado,
. . . . . un hilo luz
. . . . . que ata la vida.

El cerebro vibra.

. . . . . Empuja las velas
. . . . . y el mar.

Soy la ola que traspaso.

de Juan Pablo Salinas, Buenos Aires, Argentina
Publicado en la revista "Tamaño Oficio", Nº 35.
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10.1.12

COSMOS

Hay una temperatura que acaricia
el cero más absoluto,
una oscuridad apenas interrumpida
por el tránsito de luciérnagas
y una radiación muy profunda,
el clamor que conciben los límites del c ielo.

Hay terribles combustiones, centellas,
impactos estelares de furia temeraria.

Y yo aquí,
polvo de carpintero,
punto en la inmensidad
. . . de límites que se expanden.

de Osvaldo Rossi, Buenos Aires, Argentina
-Foto de Daniel Grad-
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